Una novela en la que el cuerpo, el deseo y el cuidado son la última frontera.

Terminal 2020 narra una historia de amor en medio de la pandemia que azotó al mundo. Es una novela que contiene un diario que es a la vez una crónica de ese año bisagra en el que empezaron a suceder cosas excepcionales y un tratado sobre la pareja y el cuerpo, los duelos y la cura, en varios sentidos de esa palabra: cuidar, sanar, proteger.
Ante un planeta que muta bajo el signo de la catástrofe, en esta ficción basada en hechos reales –estremecedora, lúcida, fuera de serie– Osvaldo Baigorria va del sexo a la enfermedad y la muerte, del deseo a la religión, de lo real a los sueños, y en esa oscilación se pregunta por el sentido de la vida y del cuidado como gesto de amor, en singular y en plural.
“La había soñado deseante, pero ella no estaba ahí, ni en la cama doble ni en ningún otro lugar de la casa. Sin embargo, la sentí como realidad viva. Luego, a medida que la vigilia aumentó su peso en ese lento despertar y la conciencia extendió su sombra diurna sobre el inconsciente, junto al recuerdo del sueño también emergió cierta melancolía, porque las cosas, en los hechos, no habían terminado precisamente así. No con Beatriz. No con ella. Otro fue el desenlace en la vida real”.