Un retrato hipnótico de una de las escritoras argentinas mas extrañas, exquisitas y misteriosas. Un recorrido por su infancia, su relación con el arte,  la escritura, sus obsesiones y perversiones. El particular vínculo con el gran amor de su vida, Adolfo Bioy Casares, las amistades y conversaciones con grandes figuras relevantes de la época (escritores/as, periodistas, artistas), los rumores de sus amoríos con mujeres, su amor a los perros, el campo y los paseos, sus videncias y premoniciones, los viajes por Europa, su maternidad, la relación indecorosa con su hermana, trece años mayor, Victoria Ocampo. Esta biografía reúne los detalles de una vida oculta, dedicada a la escritura y a la contemplación.

“Yo sospecho que para Silvina Ocampo, Silvina Ocampo es una de tantas personas con las que tiene que alternar durante su residencia en la tierra.” Escribió Borges sobre Silvina. Este libro me dejó con la impresión de que ella no era de este mundo.

Mariana Enríquez hace un trabajo impecable, una gran investigación. No se le escapa ni un solo detalle. Reúne y consulta a innumerables fuentes bibliográficas y testimonios de quienes pertenecían al entorno de Silvina. Se plantea preguntas y explora respuestas. Nos regala una mirada intensamente única. 

Este retrato me dejó con hambre de leer todo lo que escribió esta mujer, desde esa sensibilidad hacia lo que la rodeaba, sus rarezas, su perspectiva del mundo.
Hay un suceso que marca un quiebre en su vida. Lo sigue contando hasta la vejez con los ojos llorosos y creo que eso también la define: 
“Hay cosas que nunca dejan de suceder”.


Jazmín Hernández Bucciarelli
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